El espectacular gallito de las rocas
Isidoro Valera nunca se imaginó que un día su casa se convertiría en una atracción turística. Su hogar está tres kilómetros arriba de la localidad venezolana de Caldera por una pista fangosa que incluso en los mejores días es complicada de recorrer para los vehículos cuatro por cuatro. La mayor parte de sus tierras están dedicadas al cultivo del café.
Fue una ONG local la que le dijo que su casa tenía todos los ingredientes que atraen a cierto tipo de turista, ya que la granja de Isidoro está frente a un impresionante macizo de roca conocido como El Gobernador, un parque nacional en el que habitan animales tan raros como el oso andino y el espectacular gallito de las rocas (en la imagen). Debajo de las plantaciones de café y de los bosques de bambú, el ganado venezolano pace en las llanuras y dibuja un plácido horizonte.
El impacto del turismo en su bolsillo ha sido impresionante, dice Valera, que a menudo acoge en su casa a grupos de estudiantes o aficionados a la ornitología y les cobra unos 13 euros por cabeza por pensión completa.
“Estábamos buscando ingresos alternativos”, dice Valera, que cultiva su cafetal junto a su madre y dos hermanos. “Ahora podemos ganar como el 50 por ciento más de lo que lográbamos con el café”.
Fue una ONG local la que le dijo que su casa tenía todos los ingredientes que atraen a cierto tipo de turista, ya que la granja de Isidoro está frente a un impresionante macizo de roca conocido como El Gobernador, un parque nacional en el que habitan animales tan raros como el oso andino y el espectacular gallito de las rocas (en la imagen). Debajo de las plantaciones de café y de los bosques de bambú, el ganado venezolano pace en las llanuras y dibuja un plácido horizonte.
El impacto del turismo en su bolsillo ha sido impresionante, dice Valera, que a menudo acoge en su casa a grupos de estudiantes o aficionados a la ornitología y les cobra unos 13 euros por cabeza por pensión completa.
“Estábamos buscando ingresos alternativos”, dice Valera, que cultiva su cafetal junto a su madre y dos hermanos. “Ahora podemos ganar como el 50 por ciento más de lo que lográbamos con el café”.